Aquí no os hablaremos de documentación, cambio de moneda, clima…. En estas líneas queremos trasmitiros la impresión que nos deja Cuba cada vez que la visitamos. Cuba, como ya sabemos, sufre un embargo económico desde hace más de 60 años, no haremos una diserción de la política cubana, ni de lo acertado o no del régimen comunista. Si hablamos del embargo es porque creemos que es lo que ha marcado el carácter de sus gentes. Esa supervivencia innata en el ser humano se respira en cada esquina, en aquel que repara su coche de los años 50 (almendrones) con piezas de ingeniería cubana, que no es otra que una gran dosis de imaginación. Aquella ascensorista de tu hotel “de lujo” que se queja de dolor de cabeza sin un paracetamol que echarse a la boca, cuando en nosotros es un gesto tan cotidiano como el respirar. Esa mezcla de resignación e imaginación mezclada con la alegría y el son cubano hace que te des cuenta de que la felicidad está en las pequeñas cosas, o que las penas se lloran en la intimidad de las casas, no vaya a ser que espanten al turista. Quien sabe… Además como las penas no vienen solas periódicamente les visitan ciclones devastadores, Irma en el 2017 arrasó el norte de la isla y aún hoy hay mucha infraestructura pendiente de reparación. Llevamos más de 20 años vendiendo este destino, y el tema de los hoteles siempre es el gran “pero” de la estancia. La visita resultó ser una maravilla, el carácter de la gente es cálido y amistoso, PERO el/los hoteles … Pues si eso es algo que debes saber, a pesar de que los hoteles en Cuba son caros, dejan “algo” que desear. Podríamos decir que algún 5 estrellas se salva pero teniendo en cuenta que no son 5 estrellas españoles por muy española que sea la cadena. No se salvan ni los resort de la pulserita del Todo Incluido de Varadero o los de Los Cayos, de cadenas bien conocidas para el público español. La falta de mantenimiento y la escasa limpieza restan brillo a las estrellas que más bien se han puesto para adornar, pues salvo en España, no es una distinción al uso. Teniendo además en cuenta que el régimen de todo incluido en Cuba por muy Caribe que sea no es como sus hermanas Punta Cana o Riviera Maya. Esto es Cuba y aquí tienen una manera propia de hacer las cosas. No será la primera vez que en alguna cena la langosta se nos disfrace de pollo. Si decimos que a los hoteles de los grandes núcleos turísticos se les caen estrellas ya podéis imaginar que conforme nos vayamos alejando de estos polos la hoteleria va perdiendo calidad y no hablamos ya solos de estas infraestructuras sino también de las carreteras, que si bien en la parte occidental son algo mejores, siendo la mejor la Vía Blanca que una La Habana con Varadero. Conforme vamos más hacia el oriente las carreteras van empeorando, y como os comentábamos el paso de los ciclones agrava aún mas el estado de las mismas, haciendo que los traslados entre ciudades se hagan más largos. Pero estamos en Cuba y hay que relajarse amigo, con lo que el consejo es disfrutar de las vistas y observar desde la ventanilla el día a día del modo de vida de su gente. Teniendo en cuenta que hoy en día se habla de destinos masificados, experiencias fabricadas ex profeso para el turista, es una suerte poder alejarnos de esa tendencia y vivir una experiencia autentica, aunque el suelo no esté todo lo limpio que debiera o la cerveza no venga ni lo rápido que queremos ni lo fría que la imaginamos. Dicho lo cual, nuestro consejo es que no se sea muy exigente con los hoteles y servicios en general. Entendiendo la idiosincrasia cubana os aseguramos que disfrutaréis de la isla y de sus gentes y que estas dejaran un recuerdo imborrable de vuestro viaje.